La «iglesia» Atrayente: El movimiento sensible al buscador.

Foto: Lider Hillsong Carl Lentz quien dio lugar a escandalo de adulterio entre otros.

El movimiento de la iglesia atrayente, que se adapta a lo que el no convertido quiere, también conocido como el movimiento sensible al buscador o según sus proponentes la “nueva forma de hacer iglesia”, se ha infiltrado en nombre de Dios. Pastores ambiciosos, ansiosos por construir megaiglesias, se han unido a las filas de los sensibles, abandonando prácticas bíblicas en el proceso. Se deshacen de ataduras, acortan sermones, añaden una puesta en escena de emocionalismo a cada servicio y eliminan lenguaje ofensivo. La premisa: atraer a los buscadores para un crecimiento explosivo, todo para la gloria de Dios. Sin embargo, este enfoque plantea serias preguntas desde una perspectiva bíblica, como dice el Pastor Steve Lawson: “Te llaman anticuado, desactualizado, dinosaurio, fariseos, legalistas, sus grandes voces influencers son Rick Warren, Beth Moore, Andy Stanley, ellos dicen Asegúrate de que se diviertan en la iglesia y luego conocerán a Cristo en el camino.”

2 Timoteo 4:3-4 «Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones; y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.»

Riesgos:

  1. Congregación no convertida: El mayor peligro radica en terminar con una congregación no convertida. La iglesia no existe para atraer a buscadores, sino para la gloria de Dios y la edificación de los creyentes. Como

1 Corintios 2:14: «Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.» Efesios 4:17-18: «Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón.»

  • Distorsión del propósito de la iglesia: Desplazar el propósito de la iglesia hacia la atracción de buscadores distorsiona la verdadera esencia de la adoración, edificación y equipamiento de los creyentes. Recordemos Colosenses 3:23: «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres».

1 Timoteo 3:15 (RVR1960):»si tardare en ir, para que sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.»

  • Superficialidad y falta de enseñanza bíblica: Evitar términos bíblicos empobrece la enseñanza y priva a los creyentes de la comprensión profunda de la verdad. La importancia de la enseñanza bíblica se destaca en 2 Timoteo 3:16: «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia».

2 Timoteo 2:15 (RVR1960): «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad.»

  • Peligro de un evangelio distorsionado: Focalizarse en un evangelio terapéutico y positivo, sin abordar el pecado y la justicia, presenta una versión distorsionada del evangelio. La falta de instrucción bíblica sólida y el temor de ofender conducen a sermones vacíos de Escrituras valiosas. Como advierte Gálatas 1:8: «Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema».

Al entrar en la Iglesia, se espera que sea un encuentro celestial, no creado artificialmente. La majestuosidad y el canto trascendental deben reflejar un ambiente distinto, recordando 1 Pedro 1:16: «Sed santos, porque yo soy santo». La desviación de estos principios lleva a una iglesia sin impacto espiritual.

En resumen, la iglesia debe ser diferente, no para atraer al mundo, sino para marcar la diferencia, como exhorta Romanos 12:2: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento».

La verdadera sensibilidad hacia los perdidos implica presentarles la verdad del evangelio, confrontando el pecado y apuntando al arrepentimiento y la fe en Cristo. La iglesia no debe comprometer su mensaje para agradar a los buscadores, sino ser fiel a la Palabra de Dios y predicar el evangelio completo, como insta 2 Timoteo 4:2: «Predica la palabra; insta a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina».

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